Aguirre, la ira de Dios (1972), una fábula alucinante de Werner Herzog.

lunes, 7 de febrero de 2011

Doble programa: LA LLAVE DE CRISTAL (The Glass Key)



A partir de que Ned Beaumont, protagonista de La llave de cristal, encuentra el cadáver de Taylor Henry tirado en la calle: "Ned retiró las manos del cuerpo sin vida y se enderezó. La cabeza del muerto cayó ligeramente hacia la izquierda, en dirección contraria a la acera, de manera tal que sus facciones quedaron iluminadas por el farol de la esquina. Era un rostro joven, y su expresión de ira resultaba aumentada por el oscuro verdugón que cruzaba en diagonal la frente, desde el nacimiento del pelo rubio hasta una ceja", la descripción de las situaciones que a Hammett le había tomado poco más de media docena de páginas, da paso a la acción que llegará a adquirir un ritmo frenético, debido a que Beaumont no es ya el tradicional detective analítico y reflexivo, sino que se mantiene en movimiento permanente. Por esa razón, La llave de cristal sería la más cinematográfica de las cinco novelas escritas por el autor y originó de inmediato un eco en la pantalla que siguió resonando desde la primera adaptación dirigida por Frank Tuttle en 1935, hasta la versión libre de los hermanos Coen en De paseo a la muerte, en 1990. Sin omitir la influencia que tuvo en Yojimbo, y de la que el propio Kurosawa admitía haber abrevado en ella.


Cuando el cine de gangsters se puso de moda, en Paramount decidieron competir con Universal y Warner adquiriendo los derechos de un par de novelas de Dashiell Hammett: La cosecha roja, que en su paso al cine se convertiría en La ley del terror, y La llave de cristal, que se filmó en un par de ocasiones.


El principal atributo de la versión dirigida por Frank Tuttle en 1935, es la atmósfera. En ella George Raft -el gangster al que Paramount apostaría como su carta frenta a Edward G. Robinson y James Cagney-, interpretaba a Ned Beaumont, un nuevo modelo de investigador creado por Hammett, rudo y violento, capaz de desenvolverse entre hampones y sobrevivir. El personaje femenino de Janet Henry corrió a cargo de Claire Dodd.



Sin embargo, esa propuesta inicial ha quedado casi en el olvido, debido a que el remake de 1942 -con una pareja protagónica que se tornaría en símbolo del género negro: Alan Ladd y Veronica Lake-, es la que ha prevalecido en la memoria de los cinéfilos. La golpiza brutal a la que es sometido el personaje de Beaumont, sirvió de modelo a Kurosawa para la que más tarde sufriría Toshiro Mifune en Yojimbo.


La novela insiste en mostrarnos al protagonista y el resto de los caracteres fumando, Hammett mismo era un fumador empedernido a pesar de los problemas con las vías respiratorias que había padecido desde su juventud. Los personajes en la pantalla no son ajenos a dicha costumbre.


El título surge de un sueño de Janet: "No te acabé de explicar que, en aquel sueño, la llave era de cristal. Se quebró en nuestras manos apenas conseguimos abrir la puerta, porque la cerradura estaba oxidada y tuvimos que forzarla". La novela se divide en diez partes, la última de las cuales se denomina La llave quebrada. Y es que en el sueño, podían abrir la puerta pero una vez que la llave se había quebrado ya no era posible volverla a cerrar. Al final, la puerta se quedará abierta.


Parábola de los intereses políticos y sus vínculos con el hampa, no exenta del inevitable romance. Ambas versiones de La llave de cristal conservan el espíritu de la obra original de Hammett en la que se inspiran.



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