Aguirre, la ira de Dios (1972), una fábula alucinante de Werner Herzog.
sábado, 12 de agosto de 2023
A propósito de Marilyn: LA COMEZÓN DEL SÉPTIMO AÑO
sábado, 5 de agosto de 2023
Con el pretexto de otro aniversario luctuoso de Marilyn Monroe: INSIGNIFICANCIA
Jules Etienne
viernes, 5 de agosto de 2022
Sesenta años sin LA SONRISA DE MARILYN
¿Desde cuándo había dejado de ser Norma Jeane al mirarse en el espejo? ¿En qué momento las breves noches del verano se volvieron el prolongado desierto de la soledad? Se había cansado de que la llamaran Marilyn, estaba harta de seguir siendo quien ya no quería ser. Sin embargo, a estas alturas de la vida, o de la muerte, ¿quién más podría ser? ¿La hija de Gladys y alguien que ni siquiera sabía de su existencia o, peor aún, tendría conocimiento de ella pero habría preferido ignorarla? Ese alguien que lo mismo podía ser Martin Mortensen, el ex marido de su madre, o aquel Charles que se parecía a Clark Gable y que la propia Gladys le señaló en una fotografía, ¿cómo saberlo si estaba loca y había pasado años recluida en un manicomio?
¿Sería Norma Jeane otra vez? Hacía dieciséis años que nadie la llamaba así, y muchos más desde que había decidido dejar de recordar. Porque los recuerdos hieren. Mienten quienes piensan que cualquier tiempo pasado pudo ser mejor, el pasado no existe, no es más que un extenso, interminable silencio del tiempo. Y ahí estaba el presente convirtiéndose en pretérito a cada segundo que transcurre, mirando siempre el futuro como una ilusión, una quimera que tal vez nunca llegue porque nadie puede saber con certeza si amanecerá de nuevo mañana.
Por eso y tantos otros pensamientos que la atormentaban, estiró su mano para alcanzar entre los frascos de Thorazine, Amital, Fenobarbital, y Demerol, el que contenía las píldoras de Nembutal. Por eso, y a pesar de todo el esfuerzo para al fin dejar de recordar, la habitación se fue llenando de rostros y de voces. La de Joe reclamando cualquiera de las cosas que siempre le reprochaba, pero ¿si bien sabía que ella había aparecido desnuda en Playboy antes de que se casaran, cuál era el afán de molestarse por un calendario? Y la de Arthur, a cuyo lado siempre se sintió ignorante. El resplandor efímero de las cámaras fotográficas y los reporteros preguntándole cualquier cosa: ¿qué se pone para dormir? Chanel número 5, los ejecutivos de la Fox amenazando con rescindir su contrato. También estaba Bobby, celoso de su propio hermano. Feliz cumpleaños, señor presidente, balbuceó en voz alta. Y esos relámpagos de los fotógrafos que parecían no detenerse jamás.
El doctor Greenson se fue de su casa a las siete y le encomendó a Eunice, el ama de llaves, que estuviera al pendiente de ella. Aunque ¿quién puede mantenerse atento de una muerta? Norma Jeane había muerto legalmente en 1956 cuando se cambió el nombre por el de Marilyn, y también murió como cristiana puesto que se convirtió a la religión judía. Había muerto cuando perdió la impunidad de la inocencia al ver a su madre encerrada en una clínica para enfermos mentales, había vuelto a morir después de cada uno de sus divorcios, de James, de Joe y de Arthur. En realidad llevaba muerta desde que el desamor se le había arraigado en el alma dejando la fama de su piel deshabitada.
Se miró al espejo y advirtió arrugas en las comisuras de sus ojos, hubiera preferido verse como cuando era la joven veinteañera que posaba desnuda para los almanaques. Pero los espejos traicionan, suelen tener mala memoria y no devuelven la imagen que se desearía ver sino aquella que se le antoja a la realidad. La edad es un monstruo invencible y se prometió que nunca la verían envejecer. Entonces ingirió de un solo golpe todas las tabletas de nembutales que quedaban en el frasco. Igual que como había llegado, la vida se fue desnuda esa madrugada.
Hay quienes suponen un imperceptible halo de tristeza en la sonrisa con la que aparece en sus fotografías. Advierten un peculiar contraste en la mezcla voluptuosa que confunde la alegría del momento con su nostalgia por aquello que habría preferido vivir o de quien le hubiera gustado ser: una mujer real, de carne, con la sangre latiendo en su realidad cotidiana en lugar de eso a lo que llaman mito sexual, la ilusión mórbida para tantos desconocidos que sólo soñaban acostarse con ella, colgada de las paredes como un calendario o atrapada en el marco de los carteles.
En todo caso, el despliegue sonriente de sus labios coloreados con el carmesí de Revlon, captura tantos enigmas como la Monalisa. Las sonrisas de ambas siguen allí, quién sabe por cuanta eternidad, en la memoria de todos.
Jules Etienne
lunes, 5 de agosto de 2019
LA IMPORTANCIA DE LLAMARSE MARILYN
jueves, 7 de agosto de 2014
Ashley Judd: NORMA JEAN AND MARILYN y el famoso calendario
martes, 5 de agosto de 2014
LAS OTRAS MARILYN
Para darle cierta congruencia a esta crónica, habría que enumerar -o al menos intentarlo- una lista con aquellas actrices que alguna vez han encarnado a Marilyn, ya sea en películas o en series de televisión.

Misty Rowe (1976), en Adiós, Norma Jean (Goodbye, Norma Jean).
Todos los títulos citados a continuación fueron producciones televisivas:
Catherine Hicks (1980), en Marilyn: The Untold Story.
Constance Forslund (1980), en La rubia de este año (This Year's Blonde).
Susan Griffiths (1991), en Marilyn y yo (Marilyn and Me).
Melody Anderson 1993), en Marilyn y Bobby: una relación prohibida (Marilyn & Bobby: Her Final Affaire).
Mira Sorvino y Ashley Judd (1996), como Marilyn adulta y joven, respectivamente, en Norma Jean y Marilyn.
Barbara Niven (1998), en El clan Sinatra (The Rat Pack).
Poppy Montgomery (2000), en la miniserie Blonde, basada en la novela homónima de Joyce Carol Oates.
Sophie Monk (2004), en El misterio de Natalie Wood.
Charlotte Sullivan (2011), en Los Kennedy (The Kennedys).
De nueva cuenta Susan Griffiths, también interpretó a la mesera ataviada como Marilyn en el bar retro de Tiempos Violentos (Pulp Fiction, 1994), de Quentin Tarantino.
lunes, 5 de agosto de 2013
Guillermo Cabrera Infante: MARILYN, LA FLOR EXÓTICA
Pero The Asphalt Jungle fue producida por la Metro. Como curiosa simetría esta película fue dirigida por John Huston, quien la dirigió en su última aparición, Vidas rebeldes, cuyo título en inglés, The Misfits (Los contrahechos, en traducción literal), se podía muy bien aplicar a ella tanto como a su protagonista Montgomery Clift. Marilyn, según dijo Billy Wilder que la conocía bien, “era una original”. Lo que ella creía que lo debía a sus maestros Lee Strasberg y señora, sólo lo debía a su afán de llegar a ser una actriz seria. (¡Por favor!) “Marilyn”, según decía Billy Wilder, “era una gran comedianta pero una pobre actriz dramática”.
La publicidad de Niagara llegó a compararla con la famosa caída de agua: MM “era un espectáculo natural”. Sólo que Marilyn aparecía en vibrantes colores y añadía a su melena rubia un vestido tan apretado que hace falta un topólogo para describirla.