Aguirre, la ira de Dios (1972), una fábula alucinante de Werner Herzog.

jueves, 16 de abril de 2015

El erotismo del triángulo pasional: ZONA CALIENTE (The Hot Spot, 1990)

 
En la década de los ochenta, el cine se topó con una veta -si bien no del todo novedosa-, para ser objeto de una estilizada evolución formal que sería aprovechada con buena fortuna: el llamado thriller erótico. Cuerpos ardientes (Body Heat), de Lawrence Kasdan y el remake de El cartero siempre llama dos veces (The Postman Always Rings Twice), de Bob Rafelson, ambas estrenadas en 1981, pusieron en marcha la fórmula que multiplicaría las películas con ese tipo de trama hasta culminar con el éxito rotundo de Bajos Instintos (1991).
 
Entre la abundancia de títulos, Zona caliente no logró capturar la atención del público de manera proporcional a la que sus cualidades ameritaban. Sin embargo, a primera vista es posible advertir que nos encontramos ante una cinta que posee todos los elementos esenciales de la novela negra y del cine que deriva de ella. Sería el penúltimo largometraje como director para Dennis Hopper.
 

La paternidad del tema se debe fundamentalmente a James M. Cain, quien en dos de sus novelas explora las posibilidades del triángulo pasional llevado al extremo de planear la muerte del marido engañado. La primera de ellas, Pacto de sangre (Double Indemnity), que sería adaptada al cine en 1944; y la segunda, la ya mencionada El cartero siempre llama dos veces, en 1946 y 1981, además de un par de versiones europeas previas: No desearás la mujer de tu prójimo (Le dernier tournant, 1939), producción francesa dirigida por Pierre Chenal, y la italiana Obsesión (1943), de Luchino Visconti. Más tarde también se filmaría una versión húngara, Pasión (Szenvedély), en 1998.
 
A partir de la secuencia inicial, bajo el marco de la guitarra de John Lee Hooker y la trompeta de Miles Davis como música de fondo, ingresamos de lleno en la atmósfera sofocante del pequeño pueblo texano de Taylor, en el que se desarrollará la acción. A su llegada, el forastero Harry Madox (Don Johnson) se involucra con Gloria (Jennifer Connelly, quien tenía en la época del rodaje la misma edad que confiesa su personaje: diecinueve años), secretaria del lote de autos en el que aquél empieza a trabajar como vendedor, y también con la desinhibida Dolly (Virginia Madsen), esposa del propietario del lugar. Las relaciones entre los personajes se van enmarañando de modo inevitable, cubiertas por un cierto halo de fatalidad, como siguiendo el destino dictado por un oráculo, lo que se erige como una característica distintiva del género. Harry tendrá entonces que dividirse entre ambas mujeres.


La premisa de la que partía Hitchcok para tejer la urdimbre de sus intrigas, iba tomando forma como una madeja de mentiras acumuladas y De entre los muertos (Vertigo, 1958) podría ser el arquetipo. En esta ocasión acudimos al chantaje, el robo al banco y la muerte del marido incómodo, con una atmósfera tórrida y siempre tensa que transpira sensualidad: "Zona caliente es uno de los guiones más sexuales que yo haya leído. El público es extraño y cada vez más moralista, se queja sin parar de que las películas tienen demasiado sexo. En mis tiempos, uno iba al cine esperando que lo tuviera", declaró Hopper en una entrevista.

 


Basada en Infierno sin llamas (Hell Hath no Fury), de Charles Williams, autor típico de novela negra cuya obra fue adaptada a la pantalla con mayor frecuencia por el cine francés -Vivamente domingo, que representa el punto final en la filmografía de Francois Truffaut, estaba basada en su novela La larga noche del sábado- e incluso por el australiano, como sucedió con Terror a bordo (Dead Calm, 1989), en la que Nicole Kidman tuvo a su cargo el rol protagónico. Williams nació en San Angelo, un pueblo texano que debe tener alguna similitud con el Taylor en que transcurre Zona caliente.
 
 
Con motivo de su estreno, Richard Corliss se ocupó de ella en las páginas de la revista Film Comment. "Recomendada por un pecaminoso interés redentor: Madsen como una rubia viuda negra y Jennifer Connelly como una joven virginal que, desnuda, despierta más impulsos lúbricos que Madonna".

 
La intensidad de su erotismo establece un innegable parentesco con Cuerpos ardientes, a lo que contribuye también la música de la sugerente banda sonora de ambas películas -en el caso de Zona caliente con una marcada inclinación hacia el blues-. La película concluye con una suerte de moraleja en la voz de Harry, su protagonista: "Encontré lo que me corresponde. Y lo estoy viviendo".
 
 
Jules Etienne
 
Otros fotogramas de la película se pueden ver en La propuesta visual de Ueli Steiger 

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