Aguirre, la ira de Dios (1972), una fábula alucinante de Werner Herzog.

jueves, 26 de abril de 2012

Casi un siglo después: LA INVENCIÓN DE HOLLYWOOD


En su época, Cecil Blount DeMille fue una auténtica leyenda viviente, puesto que a él se le atribuía la paternidad de Hollywood. Desde 1908, Thomas Alva Edison, quien se adjudicaba arbitrariamente la invención del cine ignorando a los hermanos Lumiére, a través de la Motion Picture Patents Company controlaba casi todas las patentes de la industria, lo que le permitía monopolizar el mercado de la exhibición y distribución de películas. Esto llevó a muchos incipientes productores a la quiebra y ahuyentó a otros tantos de invertir en el cine.


Sin embargo, el entonces muy joven DeMille junto con Jesse Lasky, quien tenía una gran experiencia como empresario de vodeviles, y el cuñado de éste, un vendedor de guantes para dama -cuyo nombre originalmente en polaco era Schmuel Gelbfisz, pero el empleado de la oficina de inmigración se lo americanizó a su llegada por el de Samuel Goldfish*-, juntos iniciaron una nueva compañía productora, la Jesse Lasky Feature Plays Company, con un capital de veinte mil dólares, de los cuales sólo habían cubierto quince mil por lo que DeMille invitó a su hermano a formar parte de la sociedad aportando el resto, pero éste aludía al cine de manera peyorativa y le respondió que prefería guardar ese dinero para cuando le tuviera que pedir prestado después del fracaso que los esperaba. Con el tiempo, esa empresa daría origen a la Paramount Pictures. Un primo de Goldfish le advirtió que no debería correr el riesgo de invertir en el negocio del cine, porque “encubría demasiadas trampas”. Años después de que la compañía logró establecerse con éxito, cada vez que enfrentaban un problema, alguno de los tres recurría a la broma privada de llamarlo “trampa”, en alusión a dicha frase.


En 1913, estaban listos para emprender su primera aventura fílmica. Como la familia DeMille siempre había estado ligada al teatro, tanto sus padres como su hermano, quien había estudiado dramaturgia en Nueva York, tenían muchos conocidos en el medio. Con la intención de beneficiarse de la popularidad de Dustin Farnum, un joven actor de Broadway, y aprovechando que en ese momento no tenía ninguna obra en escena, no hubo mayor dificultad para conseguir que accediera a pasar unas cuantas semanas protagonizando la película que planeaban filmar en Arizona. De paso, le ofreció formar parte de la sociedad invirtiendo los cinco mil dólares que aún les hacían falta, pero Farnum prefirió que le pagaran 250 dólares semanales por su trabajo. Mientras tanto, Goldfish buscaba a D. W. Griffith para que la dirigiera, pero como no logró convencerlo le propusieron al propio DeMille que se hiciera cargo de la dirección.


Cuando arribaron a Flagstaff, se percataron de que ni el clima, soleado y cálido, ni el paisaje árido, les servirían para pretender que la acción se desarrollaba en Wyoming, como lo establecía la obra teatral de Edwin Milton en la que se basaron para elaborar un guión de veinte páginas que garrapatearon el propio DeMille y el fotógrafo Oscar Apfel, durante el viaje desde Nueva York. En la propia estación del tren cambiaron de planes y se decidieron a continuar con rumbo al oeste, hasta el final de la línea ferroviaria. Así fue como llegaron a un suburbio de Los Ángeles, en el antiguo valle de Cahuengas. El sitio era conocido como Hollywood. Alquilaron un granero por 75 dólares, el cual adaptaron como foro y ahí rodaron El Prófugo (The Squaw Man, 1914). La película les tomó cuatro semanas, con un costo que rebasó el capital de la productora. En seis meses, los ingresos que obtuvo durante su exhibición multiplicaron diez veces la inversión original. No tuvieron que transcurrir ni cuatro años, cuando los cinco mil dólares que había invertido DeMille se habían transformado en un millón.



Huyendo de la guerra de las patentes, los productores independientes -que finalmente fueron favorecidos por una ley antitrust en 1912, lo que dejaría la absurda e ingrata tasa Edison sin efecto-, empezaron a trasladarse a California, que además les ofrecía la ventaja de sus espacios abiertos, un clima benévolo con sol casi todo el año y, por lo tanto, la luz necesaria para jornadas de trabajo más extensas. Fue así como Carl Laemmle y la recién creada Universal Pictures, los hermanos Warner, el canadiense Mack Sennett con su Keystone Films, los hermanos Cohn y Thomas Ince –el productor que moriría en el yate de William Hearst- entre otros, también se instalaron en Hollywood.

Jules Etienne

* Luego de su divorcio de la hermana de Lasky, en 1916, se asociócon los
hermanos Edgar y Archibald Selwyn, productores de teatro, y sincopando
ambos apellidos le dieron nombre a la compañía Goldwyn. A él le agradó
tanto que lo adoptó como su nuevo apellido, con el que se volvería célebre.

Créditos finales:
(por orden de aparición)

Rodaje de El prófugo (The Squaw Man), en 1913.

Las primeras oficinas de la Jesse L. Lasky Feature Play Co. en Hollywood.

Título en pantalla de la primera producción de la compañía estrenada en 1914.

Cecil B. DeMille dirigiendo.

Telegrama que DeMille envió a Jesse Lasky solicitando su aprobación para rentar el granero.

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