Ahora que se cumple otro aniversario más de la primera
exhibición de Casablanca, con la
guerra como pretexto dramático para las desventuras amorosas de Rick e Ilsa, o
mejor debiera decirse de Bogart y Bergman, que devino en el gran clásico romántico
de todos los tiempos. Sin embargo, mucho antes de que eso sucediera y ya pronto se
cumplirá un siglo, Hollywood había decidido convertir a la región norafricana
denominada como el Magreb -que comprende Marruecos, Argelia y Túnez-, en el
escenario de algunas de las pasiones más célebres de la pantalla.
Al parecer todo comenzó cuando en 1921, cuando la
aristocrática Lady Diana Mayo (Agnes Ayres) termina siendo seducida por el árabe
Rodolfo Valentino en El jeque (The Sheik), película dirigida por George
Melford. Aunque para poder superar la censura debido a que la ley impedía en
aquella época los matrimonios interraciales, al final resulta que éste no era
precisamente árabe, sino hijo de padre inglés y madre española, quienes
murieron en el desierto. El éxito fue de tal magnitud que años más tarde se
filmó una secuela, El hijo del jeque
(Son of the Sheik), en 1926 en la que,
por cierto, sería la última aparición de Valentino en el cine.
El mismo Valentino retornaría al escenario magrebí casi
de inmediato después de El jeque, en
1922, como pareja de Gloria Swanson en Más
allá de las rocas (Beyond the Rocks),
basada en una novela de Elinor Glyn. Sería la única ocasión en que ambos coincidieron
en una película. Esta cinta se consideró definitivamente perdida hasta que un
coleccionista holandés la donó, junto con otros cientos de títulos, al museo nacional
del filme en su país. Pudo ser restaurada y fue exhibida en el festival de
Cannes de 2005. De manera que ahora es posible presenciar las desventuras
amorosas de Theodora Fitzgerald (Gloria Swanson) incluso por televisión.
Por su parte, Ramón Novarro protagonizó El árabe, en 1924, que se basaba en una
obra teatral de Edgar Selwyn, su pareja era Alice Terry, esposa del director de
la cinta, Rex Ingram. Fue filmada en auténticos exteriores del norte de África
-en Túnez para ser preciso-, región por la que el cineasta siempre expresó su
predilección. En 1933, se filmaría una nueva versión sonora con el título
original The Barbarian durante su
rodaje, que se transformó en Una noche
en El Cairo (A Night in Cairo) para
su exhibición, porque en este caso parte de la acción tenía lugar en Egipto,
fuera de los límites del Magreb auténtico. La pareja protagónica la formaron el
propio Novarro y Myrna Loy.
Todas las películas citadas coincidían en presentar el
romance de un personaje árabe, interpretado por Valentino o Novarro, con una
mujer occidental. En contraste con Marruecos
(1930), en la que Gary Cooper y Marlene Dietrich protagonizaron uno de los
trabajos más estilizados de Joseph von Sternberg, filmada en los desiertos de
escenografía que se recrearon en los estudios de la Paramount, cuenta las
pasiones de un legionario y la cantante de cabaret Amy Jolly, y culmina con
ella despojándose de los zapatos para poder seguir a pie a su amado a través
del desierto. Esta memorable escena, por cierto, después sería copiada por el
cine mexicano al final de Enamorada,
que filmara Emilio Indio Fernández en
1946.
Mientras que Jean Gabin era el célebre ladrón Pépé le Moko ocultándose en la Casbah
argelina en 1937, producción francesa dirigida por Julien Duvivier que sería de
inmediato hollywoodizada al año siguiente como Argel, con Charles Boyer y una deslumbrante Heddy Lamarr. Se trata
de uno de los muy contados remakes
que mantienen la calidad de la película europea que les precede. El guión de la
versión americana -que respeta el escenario argelino y no lo traiciona con alguno
de esos improbables traslados a los que son tan afectos en Hollywood-, fue escrito
por James M. Cain.
Cuando
el capitán del ejército británico Danny Roark (Errol Flynn), quien se encuentra
en el ficiticio protectorado de Dikut –lugar al que en la base de datos IMDB se
refiern como “Dibuk”-, mira por primera vez a Julia Ashton (Kay Francis) en la
estación del tren, el espectador no tiene que adivinar el romance que la trama
les depara. El único problema es que ella llega acompañando a su marido, el
coronel Wister (Ian Hunter), quien es precisamente el oficial superior del
protagonista. El título en español se ajusta perfecto al tema que ahora nos ocupa: Romance en Arabia (Another Dawn, 1937). Al igual que Casablanca, se trata de una producción de la Warner Bros.
Habría sido fácil suponer que los personajes ideales
para un tango en el Magreb, serían interpretados por Valentino o Novarro, sin
embargo, Raft no hacía otra cosa que prolongar el baile iniciado en Bolero, con Frances Drake, quince años
atrás. Si veinte años no es nada, diría Gardel, quince serán ¿menos que nada?
Marlene Dietrich regresaría al entorno desértico al
lado de Charles Boyer en El jardín de Alá, en 1936; Alan Ladd sería,
al igual que Raft, un capitán en La legión
del desierto (1953); Sophia Loren volvería loco a John Wayne –y no podría ser de otro modo- como Dita, la prostituta de La
leyenda de los perdidos (1957); además de que Kathryn Grayson se la pasa
cantando en el musical La canción del
Rif (Desert Song, 1953). Pero
todas estas producciones se filmaron en colores. He preferido
exaltar el legado inolvidable del blanco y negro antes de que cediera su
predominancia a los matices del color.
El Magreb ha sido escenario generoso, testigo de los
idilios en pantalla de Bogart y Bergman, Valentino y Swanson, Cooper y
Dietrich, Boyer y Lamarr. Suficiente para erigirse como un intenso capítulo en
la historia del cine romántico.
Jules Etienne
Créditos finales
Humphrey Bogart e Ingrid
Bergman en Casablanca (1942), de Michael Curtiz.
Rudolph Valentino y Vilma
Bánky en El hijo del Sheik (1926), de George Fitzmaurice.
Rudolph Valentino y Gloria
Swanson en Más allá de las rocas (1922), de Sam Wood.
Ramón Novarro y Alice Terry
en El árabe (1924), de Rex Ingram.
Myrna Loy en Una
noche en el Cairo (1933), de Sam Wood.
Marlene Dietrich y Gary
Cooper en Marruecos (1930), de Joseph von Sternberg.
Jean Gabin y Mireille Balin
en Pépé Le Moko (1937), de Julien Duvivier.
Kay Francis y Errol Flynn en Romance en Arabia (1937), de
William Dieterle.
Marie Windsor y George Raft
en Avanzada en Marruecos (1949), de Robert Florey.
Sophia Loren y John Wayne
en La leyenda de los perdidos (1957), de Henry Hathaway.
Charles Boyer y Hedy Lamarr
en Argel (1938), de John Cromwell.
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